La intrépida tribu surfera pirenáica de ésta nuestra Residencia, regresó sin novedad de su periplo cantábrico.
Ni las procelosas olas, ni el temporal del norte, ni los copiosos guisos pudieron doblegar nuestro indómito espíritu ávido de aventuras.
Cientos de kilómetros, bestias salvajes, bisontes rupestres y saladas anchoas de Santoña fueron testigos de nuestras proezas.Para nosotros, queda el recuerdo imborrable de las encantadoras personas que encontramos entre el agitado mar y los verdes valles cántabros.
Gracias a todos. Y hasta pronto.
Nacho
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